22 de agosto de 2013

La Sociedad Desinformada

"No es que los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen"
André Malraux

El término democracia, ha evolucionado desde Aristóteles hasta el concepto de democracia moderna que es aceptado y considerado tanto como un ideal (tal y como se contempla en la fracción II del artículo 3º de nuestra Constitución), así como un punto de apoyo a la democracia real.

La democracia de los griegos no funcionó, en gran medida por que era una democracia directa, y fue hasta que los monjes en la Alta Edad Media crearon el voto secreto y las reglas del voto mayoritario que están ligadas entre sí, que se pudo dar la evolución.

En democracia el pueblo es el titular del Poder, pero también es él quien ejercita el mismo.
La democracia se ocupa indistintamente para referirse a diferentes aspectos de las relaciones humanas, así en la sociedad, en el trabajo, en el libre mercado y en la política; siendo complementarias de ésta ya que son reflejo de pequeños grupos democráticos.

En la actualidad, la vida política del país toma fuertes e impetuosos bríos cada seis años, cuando se acercan los periodos electorales para la renovación de la Presidencia de la República y podemos notar que la gente comienza a politizar las pláticas del desayuno, las reuniones de café e incluso las comidas familiares.

Cercana la fecha, para nadie es indiferente el tener conocimiento sobre la vida, la trayectoria académica, la gestión pública e incluso los resbalones amorosos de cada uno de los contendientes por la silla. Tal pareciera que de la noche a la mañana nos sale lo demócratas a cada uno de nosotros y nos atrevemos a defender o atacar las posturas de los que están a favor o en contra de nuestro gallo.

Pero lejos de saber si el peinado, la corbata, el comercial o la imagen es la adecuada, la gran pregunta es: ¿Cómo se entera la gente de política?

El esquema de comunicación en el que nos encontramos, pareciera estar sacado de algún libro de terror o de alguno del Dr. Giovanni Sartori y del que desafortunadamente pareciera que no vamos a salir. En la sociedad Teledirigida dejamos a un lado la parte sustancial del debate político, nos centramos en apreciar una buena imagen que sea agradable a nuestros sentidos y no encontramos ideas, propuestas o proyectos.

Pareciera no ser relevante que el 95 % de la población de nuestro país vea la televisión, para muchos pudiera hasta representar, sin lugar a dudas, la muestra clara de la modernidad en la que vive nuestra gente; pero si decimos que es un 87 % del total de la misma, la que se entera de política por éste mismo medio de comunicación… podríamos estar ante un serio problema hablando de la efectividad de nuestra democracia.
Tal pareciera que estamos en manos de las opiniones positivas o negativas de los formadores de las opiniones públicas y que la gente sabe de política pero por habladas de los comunicadores.

Pero… ¿Cómo romper este círculo vicioso de la interrupción de los monopolios televisivos en la opinión pública?
Vemos que en el discurso, prácticamente todos los políticos de todos los niveles, académicos y empresarios, refieren al uso de la transparencia para la modernización de las estructuras políticas y para hacer un combate frontal a la corrupción, pero llegado el momento de la práctica son solo algunos investigadores y periodistas los usuarios recurrentes del ejercicio del derecho de Acceso a la Información Pública.

Se debe buscar una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones, no solamente cada 3 o 6 años, se debe fomentar ese dialogo proactivo entre gobernados y gobierno, pero hacerlo de manera informada y responsable; para esto es fundamental una nueva sociabilización del Derecho de Acceso a la Información, que los ciudadanos nos preocupemos y a la vez nos ocupemos por preguntar y no solo eso, sino saber que preguntar y cómo hacerlo.

En contraparte a las autoridades aún no les queda claro que la transparencia como política pública no es una carga extra de trabajo o un castigo, sino un mecanismo inherente a su función que beneficia en todo momento el desempeño de su actividad.

Estoy convencido de que una sociedad civil más informada, será más participativa, así también se generará el debate necesario y urgente que se debe tener con los representantes populares para que se tomen los mecanismos pertinentes de rendición de cuentas que tanto le hacen falta a nuestro país.

Será fundamental para los ciudadanos acercar las distancias que existen entre la clase política y nosotros, pero será mejor que logremos interesarnos y enterarnos de la fuente directa de sus actividades, propuestas y proyectos.


Twitter: @maximovazquez


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