27 de agosto de 2013

Un reto legislativo.

En los próximos días, el Congreso de la Unión se ha visto inmerso por una lente mordaz que representan los ciudadanos que han sido informados por el tiempo que ha sido reconocido el derecho de acceso a la información en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, específicamente en su artículo sexto.

Esto se vio reflejado a lo largo de la construcción de los dictámenes tanto en la Cámara de Senadores como en la reciente discusión en la Cámara de Diputados. Para comenzar, en la Cámara Alta se presentaron tres grandes iniciativas por los principales Grupos Parlamentarios que la liderean, permitiendo un  gran abanico de posibilidades en el avance de la construcción de un marco normativo en materia de transparencia que ha sido ejemplo en muchos países de Latinoamérica. Pero no sólo eso, la Sociedad Civil fue incluida en un debate con los Senadores que presentaron sus respectivas iniciativas. Ello permitió que varios expertos y seguidores del desarrollo del Derecho de Acceso a la Información en México.

Todo ese trabajo concluyó con varias pautas que salieron en diciembre del año pasado de la Cámara de Senadores como un estandarte de avance en la materia. Sin embargo, al entrar a la discusión en la Cámara Baja no tuvo mayor resonancia y terminó por mandarse a una especie de “congeladora legislativa” que no benefició a la discusión y por el contrario, ocultó las intenciones iniciales de los legisladores.

Sin embargo, las presiones del proceso legislativo llevaron a los diputados a tomar una decisión que culminó por alborotar a los expertos y organizaciones de la sociedad civil que participó en la primera etapa movieran a los medios de comunicación para alertar un retroceso en la legislación en la materia.

Derivado de esa presión, los diputados terminaron por retomar las ideas centrales que provenían desde el dictamen de los senadores y hasta ahora tenemos una firme convicción de que se avecina un cambio en beneficio de los ciudadanos para que puedan ejercer su derecho de acceso a la información de manera más amplia a efecto de construir una sociedad aún más informada y aún más crítica. Todo para cerrar un círculo al que podemos llamar: Camino a la democracia.

Escuchamos que México es una democracia muy joven, pero en mi perspectiva este es un punto más amplio que perfecciona el derecho de acceso a la información en posesión del gobierno para seguirlo criticando y para formular propuestas que permitan un mejor ejercicio del poder.

Ahora estamos en espera de una reforma constitucional que implicará la creación y modificación de leyes secundarias y es ahí en dónde se reflejará no sólo el trabajo legislativo tras bambalinas, también la verdadera voluntad política que pueda entonces hacernos pensar que, cuando todo este trabajo comenzó, en verdad había una buena intención de mejorar el derecho del cual, en la actualidad, el Estado se ha encargado de garantizar. Para ello, sigamos participando en el debate público y no desfallezcamos en el objetivo de vigilar a los actores del poder para seguir presumiendo de una legislación de avanzada en la materia. O ejerzamos cada día más el derecho a informarse, a ser informados, hablemos, escribamos, critiquemos, movamos los hilos de la democracia. El reto legislativo no sólo está en los edificios, en las salas de reunión, en las audiencias públicas, también está en el ejercicio del pueblo, al que considero, cada día está más propenso a seguir alimentando aquella joven democracia de la que siempre, habíamos hablado. 


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