9 de septiembre de 2013

¿Para qué informarnos?



En el texto publicado el día de ayer en este mismo espacio, se dio cuenta del déficit informativo en el que estamos inmersos y al igual que mi compañero comparto su premisa y conclusión, que en pocas palabras podría resumir de la siguiente manera: “estamos así porque queremos”. 

Quizá las líneas que siguen resulten repetitivas, sin embargo, no está por demás hacer hincapié en la importancia que tiene el derecho de acceso a la información en la conformación de una sociedad que pretenda hacer de la democracia “una forma de vida”.

En primer lugar, el derecho a la información es un derecho fundamental, lo cual no es poca cosa, si tomamos en cuenta que el objeto de los derechos fundamentales es proteger bienes básicos, mejorar la calidad de vida de las personas y servir como medios de control del poder político, entonces, al ejercer nuestro derecho y cuestionar al aparato estatal, abonamos a la construcción de una sociedad no sólo mejor informada, sino una sociedad que controla a sus gobernantes ejerciendo sus derechos, inmiscuida y pendiente de los asuntos públicos.

Probablemente muchas voces replicarían la imposibilidad de estar al tanto de todo lo que pasa en la esfera pública del país, alegando tener prioridades por las cuales preocuparse, necesidades básicas que satisfacer antes de prestar atención a los asuntos públicos, lo cual parece totalmente válido, no obstante, nos olvidamos, aunque parezca un cliché, que la información es poder, contar con información completa, oportuna y veraz, resulta un herramienta poderosa para la toma de decisiones.  En la base de todo proceso de toma de decisiones se encuentra la información, tomar decisiones forma parte de nuestra vida cotidiana, así, podemos decidir sobre varias cuestiones que se presentan en diferentes contextos, uno de ellos es el público, tomamos una decisión para elegir a nuestros representantes.

En una democracia, las decisiones en materia política que toman los ciudadanos, se relacionan con los derechos que tienen a participar en la misma. Como recordamos, la democracia moderna es una democracia representativa, donde los ciudadanos eligen a los representantes para que estos decidan en nombre y por cuenta de aquellos las decisiones vinculantes para todos. Esta situación genera que muchas o casi todas las decisiones políticas que afectan a la sociedad, sean tomadas por los órganos del Estado, dejando así a la mayoría de ciudadanos la única tarea de elegir a quién decida por él. Lo anterior coloca a los ciudadanos en la necesidad de saber o por lo menos que estén en condiciones de informarse sobre lo que deciden ellos mismos y por consiguiente ¿el cómo y por qué? deciden tal cosa aquellos. 

La mayor parte de los ciudadanos que toman decisiones políticas lo hacen en ejercicio de sus derechos de participación política,  tales derechos para no estar vacíos, necesitan estar nutridos de información, así mientras se esté más y mejor informado, el ciudadano podrá tener o formular un juicio con mayor fuerza argumentativa que le de sustancia a la crítica o al aplauso, a la propuesta y al debate y con ello incidir o participar en la toma de decisiones acerca de políticas públicas, programas y proyectos. Como señala Roberto Saba:

Dar poder al pueblo para que decida cuestiones públicas directa o indirectamente sin darle la posibilidad de conocer toda la información necesaria para decidir, conduce a un proceso de toma decisiones imperfecto que puede arrojar resultados fuertemente dañinos para la comunidad…El derecho a la información es, en consecuencia, una precondición del sistema democrático y del ejercicio de la participación política de la ciudadanía. [1]

Los ciudadanos deciden sobre cuestiones políticas al momento de participar en el espacio público, haciendo uso de sus derechos políticos, entre los que se encuentran: el derecho de asociación política, los derechos de sufragio activo y pasivo, y de aquellas libertades como la de expresión y reunión y el derecho a la información. En el ejercicio de estos derechos fundamentales, la información cumple un rol muy importante, ya que dota de contenido a los mismos y permite conocer, evaluar y lo más importante, decidir sobre una diferentes alternativas.  Al respecto dice, Guillermo O´Donnell:

La efectividad de los derechos de ciudadanía política requiere un contexto social que incluya fuentes de información variada, no monopolizadas o censuradas por el Estado. Esta posibilidad, que es un componente de un contexto socialmente diverso y plural, es un bien público, respaldado por un sistema legal democrático que garantice el conocimiento también público de un adecuado desempeño de las instituciones estatales.[2]

En conclusión, debemos informarnos y hacer uso de nuestro derecho de acceso a la información para colocarnos en un contexto de exigencia hacia el gobierno y no sólo en este ámbito, la información puede servir en cualquier situación de la vida diaria. El estar informados reduce la manipulación que se puede ejercer sobre nuestras necesidades, el estar informado nos aleja de movimientos que sólo nos utilizan para sus intereses, no hace ser más libres en la medida en que sabemos hacia dónde dirigirnos. Creo que al informarnos no sólo controlamos al poder político, sino a los poderes ideológicos, a los poderes que controlan los medios de comunicación, a las grandes empresas, etc., entre más exigentes seamos mejor información recibiremos.




[1] SABA, Roberto, el derecho de la persona a acceder a la información en poder del gobierno, en revista derecho comparado de la información, núm. 3, enero-junio, UNAM-IIJ, México, 2004,  pág.158
[2] O´DONNELL, Guillermo, Democracia, desarrollo humano y ciudadanía: reflexiones sobre la calidad de la democracia en América Latina, PNUD, Homo Sapiens Ediciones, Buenos Aires, 2003, pág.84


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