6 de septiembre de 2013

¿Qué es la Rendición de Cuentas?


Uno de los principios fundamentales de la democracia moderna es, sin lugar a dudas, la transparencia y la rendición de cuentas, pues su observancia permite elevar la credibilidad social sobre las instituciones, fortalecer el marco institucional y jurídico del Estado, favorecer la probidad y eficiencia en el quehacer público y refrendar la vocación democrática de la ciudadanía.

Es en un sistema democrático, en donde la autoridad suprema la ejercen en su mayor parte los representantes elegidos mediante votación popular, estos a su vez, son responsables de su gestión de los asuntos públicos ante las personas que acudieron a las urnas a depositar su confianza en ellos.

Cuando nos referimos a rendición de cuentas, no podemos olvidar que tiene sus antecedentes en el mandato civil, surge con la teoría del principal agente en donde el administrador de una empresa tiene que rendir informes de las decisiones que toma ante los socios o dueños de la misma.

Tomando como antecedente al mandato civil, podemos establecer sin temor a equivocarnos, que en un régimen democrático es en esencia de mandato público.

No hay duda de que la verdadera vida democrática de un país depende en gran medida de la exigencia por parte de la sociedad de una efectiva rendición de cuentas. La rendición de cuentas es pues, ese dialogo que debe existir entre autoridades y gobernados, a través de las herramientas idóneas para ello.

La rendición de cuentas no es más que la obligación por parte de los servidores públicos de responder por sus actos y tiene como propósito reducir las incertidumbres del poder, limitar sus arbitrariedades, prevenir y remediar sus abusos, mantener el ejercicio del poder dentro de ciertas normas y procedimientos preestablecidos.

La rendición de cuentas se constituye también como un derecho de los ciudadanos de conocer las decisiones de sus gobernantes y las causas que dieron origen a las mismas.
La rendición de cuentas es un derecho ciudadano, que cierra el ciclo al mandato público, consolidando así la democracia.

Es una exigencia fundamental de las democracias representativas modernas. Tenemos que entender, como sociedad, que el derecho a exigir cuentas no puede agotarse en el concepto de derecho, sino también es una obligación de la sociedad.

El gobernante actúa en función de un mandato recibido en las urnas, por ello es responsable ante quienes lo han elegido por el uso de sus facultades y de su autoridad. En ese sentido la rendición de cuentas es un principio ineludible y obligatorio de la ética política de la democracia.

En un Estado de Derecho democrático, quien ejerce el poder tiene la obligación de hacer públicos sus actos. Esto es lo que el académico Andreas Schedler llama la dimensión informativa de la rendición de cuentas; pero también la tiene de explicarlos y justificarlos, en razón de las demandas de la ciudadanía y del bien común que tiene la obligación de promover, lo que se conoce como la dimensión argumentativa de la rendición de cuentas. La rendición de cuentas involucra por tanto el derecho a recibir información y la obligación correspondiente de divulgar todos los datos necesarios. Pero también implica el derecho a recibir una explicación y el deber correspondiente de justificar el ejercicio del poder.[1]

La Rendición de Cuentas es una intento por traducir al español el término accountability que muchas veces suele confundirse con fiscalización o responsabilidad, pare el Dr. John Ackerman es un “proceso pro-activo por medio del cual los servidores públicos informan, explican y justifican sus planes de acción, su desempeño y sus logros y se sujetan a las sanciones y recompensas correspondientes”. [2]

De este concepto surgen diversos elementos, se debe entender como un proceso dinámico y no como un momento estático, rendir cuentas es salirse de la oficina, dialogar con la sociedad y establecer contacto con otras instituciones, en lugar de esconderse de la vigilancia ciudadanía. Implica la tarea afirmativa de exigir el buen desempeño y una toma de decisiones de forma pro-activa así como la evaluación del desempeño de los servidores públicos.

Una vez más el recurrimos al maestro Andreas Schedler para que nos aclare, ya que sostiene que la rendición de cuentas tiene dos dimensiones básicas, por un lado la obligación de políticos y funcionarios de informar sobre sus decisiones y de justificarlas en público (answerability) y por otro lado  la capacidad de sancionar a políticos y funcionarios en caso de que hayan violado sus deberes públicos (enforcement).[3]

Es indispensable la intervención de la sociedad, su participación proactiva y propositiva, su juicio y crítica para cerrar el círculo virtuoso de la rendición de cuentas, que exige por un lado, el ejercicio responsable de una autoridad que explica y justifica sus actos. Y por el otro el seguimiento y la evaluación social, así como en su casi la sanción a dicha autoridad, por su desempeño; lo que constituiría la llamada dimensión punitiva.

Expresado en otras palabras, es una dimensión que estructura un sistema de consecuencias cuando la sociedad exige cuentas a los gobernantes.

En la convivencia de sus tres dimensiones, informativa, argumentativa y punitiva, la rendición de cuentas favorece una mayor responsabilidad entre los actores de la relación de gobernantes y gobernados.

Es fundamental acotar que la rendición de cuentas tiene que darse en ambos sentidos y con ambos correlacionados, no tiene que entenderse únicamente como la obligación de las autoridades a informar, también la sociedad civil organizadamente tiene que participar de igual o mayor intensidad que con la que se expresa en su derecho de voto, esto para que pueda exigir a cabalidad la rendición de cuentas del poder que delegó a la persona a la que le entrego el mandato.

La rendición de cuentas, no es un derecho de petición. Es un derecho de crítica y al diálogo. En términos amplios, implica no solo la intención de supeditar el poder al imperio de la ley, de la ética, de la eficiencia, del profesionalismo y de la racionalidad, aún con la fuerza de la coacción y el castigo; sino también de abrir debate público de los temas que conciernen al ejercicio del gobierno.

En el rediseño de las instituciones de la democracia y la gobernabilidad, el propósito del régimen ha sido el de respetar la diversidad y la pluralidad de la sociedad, y potenciar su capacidad para influir en la vida institucional del país.

En congruencia con esta filosofía política, la rendición de cuentas ha cobrado una relevancia fundamental para el ejercicio de gobierno, transformándose en un verdadero sistema sustentado en principios jurídicos y políticas públicas, y en un andamiaje instrumental que interactúa y se complementa en su funcionamiento.

La rendición de cuentas, debe volverse una actitud permanente, una verdadera cultura cívica que acabe con las asimetrías entre autoridades y ciudadanos, que genere confianza y credibilidad en las instituciones públicas, que se identifique como una exigencia permanente a los servidores públicos para elevar la calidad del desempeño de las instituciones de gobierno para recuperar la potestad de delimitar el poder que debe ejercerse sobre los actos del gobierno.




[1] SCHEDLER, ANDREAS. ¿Qué es la rendición de cuentas?. Cuadernos de transparencia del IFAI.03. pag. 14

[2] Ver ACKERMAN, JOHN. (2008) “Introducción”, en John Ackerman (Coord.) Más allá del acceso a la información: Transparencia, Rendición de Cuentas y Estado de Derecho, Instituto de Investigaciones Jurídicas UNAM-Editorial Siglo XXI, México,D.F. pag. 16

[3] SCHEDLER, ANDREAS. ¿Qué es la rendición de cuentas?. Cuadernos de transparencia del IFAI.03. pag. 12


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