2 de septiembre de 2013

La publicidad del poder político



En los últimos años,  transparencia, acceso a la información y rendición de cuentas se han convertido en temas recurrentes en la agenda legislativa, en la comunidad académica y, por supuesto, dentro del discurso político. 


Plantearse estos temas sólo ha sido posible, una vez que la maquinaria democrática se ha echado a andar en el país, en otras palabras, en la búsqueda por mejorar la calidad de nuestra joven democracia, la transparencia, el acceso a la información y la rendición de cuentas han jugado un papel fundamental a la hora de plantearse escenarios donde el poder político se adquiera y se ejerza de manera democrática, lejos de la opacidad, el secreto y, por consiguiente, de la corrupción política.


Las democracias representativas, como lo son las modernas, se sustentan en la publicidad del poder. La publicidad es una característica esencial de los gobiernos que pretendan ser democráticos, sin la publicidad del poder nos enfrentamos a lo que Michelangelo Bovero ha llamado una democracia aparente.  


Norberto Bobbio ha explicado claramente el vínculo al que nos referimos, una de las características del gobierno democrático es precisamente “el carácter público del poder, entendido como no secreto como abierto al público". [1]

El mismo autor ha definido a la democracia como el “poder en público”, es decir, el poder público que se desenvuelve en lo público, que obliga a los gobernantes a decidir bajo la luz del sol y permite a los gobernados ver cómo y dónde se adoptan las decisiones. Además, nos dice, que si bien, del paso de la democracia directa a la democracia representativa desapareció la plaza (el ágora ateniense donde se reunían los ciudadanos para escuchar a los oradores y luego expresar su opinión, levantando la mano) no ha desaparecido la exigencia de visibilidad del poder.[2]



En este sentido, podemos decir que en una forma de gobierno democrática representativa, como es la de nuestros tiempos, las actividades de los gobernantes deben estar bajo el escrutinio de los ciudadanos. Las actividades que realizan los representantes y todos aquellos que ostentan poder político, deben ser puestas al público como una forma de control, de evaluación, de rendición de cuentas, de descubrimiento y corrección de errores, que la sociedad ejerce hacia sus gobernantes, ya que a final del día, el pueblo es en última instancia el soberano.


La transparencia del poder público es una herramienta para evitar que el gobernante tome en secreto sus decisiones o planes, como se haría en los llamados arcana imperii, que Jesús Rodriguez Zepeda define como: “... secretos que permiten el ejercicio del poder sobre la base del ocultamiento y la simulación... verdades que poseen un sentido casi sagrado, ritual, es decir misterios insondables de la política”. [3] Estos secretos y verdades del Estado, no son otra cosa que información selecta y privilegiada que poseen los hombres del poder político y constituyen pilares fundamentales del poder absoluto, que permiten la discrecionalidad y concentración de poder. 


La democracia, al contrario de los sistemas autocráticos, se funda en la transparencia y la rendición de cuentas, como lo ha llamado Bobbio un “poder sin mascaras”, donde la publicidad es la regla y el secreto es la excepción en los asuntos públicos. La transparencia del poder político como elemento fundamental de los régimenes democráticos, permite distinguir entre una forma de gobierno democrática de una que no lo es, como serían las formas de gobierno autocráticas, oligárquicas y despóticas, que basan sus actuaciones en el secreto y la opacidad. Al respecto, contundentemente señala Bobbio: “En el Estado autocrático el secreto de Estado no es la excepción sino la regla: las grandes decisiones políticas deben ser tomadas lejos de las miradas indiscretas del público”.[4]


En conclusión, la importancia de la publicidad en los asuntos públicos, radica en la posibilidad de que la sociedad vigile a sus gobernantes y para ello es necesario dotarla de herramientas como el acceso a la información y la transparencia, con un sistema de rendición de cuentas efectivo, donde los partidarios de la opacidad no tengan cabida.






[1]  BOBBIO, Norberto, El futuro de la democracia,   3ª ed., Fondo de Cultura Económica, México, 2001, p. 98
[2] Cfr. BOBBIO, Norberto, Teoría general de la política, Trotta, Madrid, España, 2005 p. 418
[3] RODRÍGUEZ ZEPEDA, Jesús, Estado y transparencia: un paseo por la filosofía política, cuadernos de transparencia num.4, IFAI, México, 2006, p. 15
[4] BOBBIO, Norberto, El futuro de la democracia, op. cit., p. 105


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